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Fenciclidina (PCP) y DMT
La fenciclidina (PCP), también conocida como "polvo de ángel", es un anestésico disociativo que afecta al cerebro y al cuerpo alterando los sistemas neurotransmisores, en particular el sistema del glutamato. Actúa principalmente como antagonista no competitivo del receptor de N-metil-D-aspartato (NMDA), que es un subtipo de receptor de glutamato. El glutamato es el principal neurotransmisor excitador del cerebro y desempeña un papel crucial en procesos como la memoria, la cognición y la percepción.
Cuando la PCP se une al receptor NMDA, impide la entrada de iones de calcio en las neuronas, lo que interfiere en la transmisión sináptica. Esta acción es responsable de los efectos disociativos de la droga, en los que los consumidores pueden experimentar distanciamiento de la realidad, sensaciones extracorpóreas o sentimientos de irrealidad. La inhibición de los receptores NMDA también altera el procesamiento sensorial, provocando las distorsiones perceptivas y alucinógenas características del consumo de PCP. La desconexión sensorial puede afectar a la visión, el sonido y el sentido del tiempo.
Además de sus efectos sobre el sistema del glutamato, la fenciclidina también influye en otros sistemas de neurotransmisores, como la dopamina y la serotonina. Aumenta la liberación de dopamina en determinadas regiones del cerebro, como el núcleo accumbens, que se asocia a las propiedades gratificantes y reforzantes de la droga. El aumento de la actividad dopaminérgica puede contribuir a la sensación de euforia, pero también puede provocar síntomas psicóticos como delirios y paranoia. La modulación de la serotonina por la PCP puede alterar aún más el estado de ánimo, la percepción y las funciones cognitivas.
La dimetiltriptamina (DMT) es un potente compuesto psicodélico que se produce de forma natural en varias plantas y animales, incluidos los humanos, donde se encuentra en cantidades traza. Es estructuralmente similar al neurotransmisor serotonina y a otras triptaminas como la psilocibina. La principal acción de la DMT es su interacción con los receptores de serotonina del cerebro, en particular el receptor 5-HT2A. Este receptor está muy implicado en la regulación del estado de ánimo, la percepción y la cognición.
Cuando la DMT se ingiere, inhala o inyecta, atraviesa rápidamente la barrera hematoencefálica debido a su pequeña estructura lipofílica. Una vez en el cerebro, la DMT actúa como un potente agonista de los receptores 5-HT2A, principalmente en el córtex. Se cree que la activación de estos receptores provoca los profundos cambios en la percepción, el estado de ánimo y la cognición característicos de una experiencia con DMT. Estos efectos incluyen vívidas alucinaciones visuales y auditivas, alteración del sentido del tiempo, disolución del ego y experiencias de "irrupción" en realidades alternativas o de encuentro con entidades.
Además del 5-HT2A, el DMT también afecta a otros subtipos de receptores de serotonina, como el 5-HT1A y el 5-HT2C. La compleja interacción entre estos receptores contribuye a su perfil psicodélico único. La activación de los receptores 5-HT1A se asocia con la regulación del estado de ánimo y los efectos calmantes, mientras que los receptores 5-HT2C influyen en la ansiedad, el apetito y el estado de ánimo. La modulación simultánea de estas vías de la serotonina crea las experiencias intensas y a menudo místicas de las que hablan los consumidores de DMT.
Además de los receptores de serotonina, la DMT también interactúa con los receptores sigma-1, un tipo de receptor menos conocido que interviene en las respuestas celulares al estrés y en la neuroprotección. El papel exacto de los receptores sigma-1 en la experiencia de la DMT no se conoce del todo, pero su activación puede contribuir a algunos de los estados alterados de conciencia y efectos cognitivos. La investigación ha sugerido que la DMT puede aumentar la neuroplasticidad, posiblemente a través de sus acciones sobre estos receptores, lo que podría explicar algunos de los impactos psicológicos y emocionales duraderos de las experiencias con DMT, particularmente los efectos posteriores positivos reportados por los usuarios.
La combinación de PCP y DMT presenta desafíos y peligros únicos debido a sus distintas acciones farmacológicas. Cuando se combinan, la interacción entre estas dos drogas podría amplificar los efectos disociativos y alucinógenos, dando lugar a experiencias intensas e impredecibles.
Los efectos de la PCP sobre los receptores NMDA pueden producir un estado de distanciamiento similar a la anestesia, que podría interferir con la experiencia típicamente vívida y expansiva de la DMT. Esto puede hacer que el usuario sea incapaz de distinguir entre realidad y alucinación, aumentando el riesgo de comportamientos peligrosos, accidentes o psicosis. Además, la acción de la PCP sobre la dopamina podría potenciar estados paranoides o psicóticos, mientras que los efectos serotoninérgicos de la DMT podrían provocar intensas fluctuaciones emocionales, contribuyendo a un estado mental altamente inestable.
Esta combinación también es peligrosa debido al potencial de graves efectos fisiológicos. Ambas drogas pueden alterar el juicio y la coordinación motora, aumentando el riesgo de lesiones. Además, dosis elevadas de cualquiera de las dos drogas pueden provocar complicaciones graves como convulsiones, hipertermia, estrés cardiovascular o incluso insuficiencia respiratoria. No existen investigaciones científicas sobre las interacciones específicas de la PCP y la DMT, pero ambas sustancias se han relacionado con resultados nocivos cuando se consumen por separado, y su combinación probablemente amplifica estos riesgos.
Dado que los efectos intensos y rápidos de la DMT y la naturaleza disociativa y prolongada de la PCP afectan a los sistemas neurotransmisores de forma diferente, combinarlas podría conducir a una experiencia caótica y potencialmente traumática, con una alta probabilidad de consecuencias psicológicas duraderas, incluyendo psicosis o trastornos disociativos.
En definitiva, recomendamos evitar esta combinación.
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