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Tranquilizantes benzodiacepínicos y opiáceos inyectables
Los tranquilizantes benzodiacepínicos, conocidos comúnmente como "benzos", son una clase de fármacos psicoactivos utilizados principalmente por sus efectos calmantes (sedantes) y ansiolíticos (ansiolíticos). Actúan potenciando el efecto de un neurotransmisor llamado ácido gamma-aminobutírico (GABA), que inhibe la actividad cerebral.
Las benzodiacepinas se unen a sitios específicos del receptor GABA-A, aumentando la afinidad del receptor por el GABA. El resultado es una mayor afluencia de iones de cloruro a las neuronas, lo que reduce la probabilidad de que se activen. El efecto global es una amortiguación de la actividad cerebral, que produce los efectos tranquilizantes.
Algunas benzodiacepinas prescritas con frecuencia:
- Diazepam (Valium): Suele utilizarse para tratar trastornos de ansiedad, espasmos musculares y convulsiones. También se utiliza en la abstinencia del alcohol y como premedicación antes de ciertos procedimientos médicos para inducir la relajación.
- Lorazepam (Ativan): Se prescribe con frecuencia para el alivio a corto plazo de la ansiedad grave y para la sedación. También se utiliza como agente preanestésico y para tratar el estado epiléptico (una forma grave de convulsión continua).
- Alprazolam (Xanax): Se suele recetar para la ansiedad y los trastornos de pánico. Es una de las benzodiacepinas más conocidas debido a su rápido inicio de acción.
- Clonazepam (Klonopin): Se utiliza principalmente para tratar los trastornos de pánico y ciertos tipos de convulsiones. Es favorecido por su mayor duración de acción.
- Temazepam (Restoril): Se utiliza principalmente como tratamiento a corto plazo del insomnio. Ayuda a conciliar el sueño más rápidamente y a permanecer dormido durante más tiempo.
Los opiáceos inyectables, también conocidos como opioides, son medicamentos analgésicos derivados de la adormidera o sintetizados para imitar los efectos de los opiáceos naturales. Suelen utilizarse en entornos médicos para tratar el dolor intenso, sobre todo cuando otras formas de administración resultan insuficientes.
Los opiáceos actúan uniéndose a receptores específicos del sistema nervioso central (SNC), principalmente los receptores mu-opioides. Cuando estos fármacos se unen a estos receptores, inhiben la liberación de neurotransmisores implicados en la transmisión del dolor, como la sustancia P y el glutamato. Esta inhibición reduce la transmisión de señales de dolor desde el sistema nervioso periférico hasta el cerebro. La activación de los receptores mu-opioides también desencadena la liberación de dopamina en los centros de recompensa del cerebro, lo que provoca los efectos placenteros asociados a estas drogas.
Opiáceos inyectables comunes
- Morfina: La morfina es uno de los opiáceos más utilizados para el dolor intenso, especialmente en casos de dolor agudo, dolor posquirúrgico y en cuidados paliativos para enfermos terminales. Puede administrarse por vía intravenosa (IV), intramuscular (IM) o subcutánea (bajo la piel). El inicio de su acción es rápido, especialmente con la administración IV, lo que proporciona un alivio rápido.
- Fentanilo: El fentanilo es un opioide sintético mucho más potente que la morfina. Se utiliza a menudo en anestesia, para el dolor agudo intenso o en el tratamiento del dolor crónico en pacientes con cáncer.
- El fentanilo puede administrarse por vía intravenosa, intramuscular o transdérmica (a través de parches). En su forma inyectable, se utiliza en entornos hospitalarios debido a su potencia y rápido inicio de acción.
- Hidromorfona (Dilaudid): La hidromorfona es otro opioide potente que se utiliza para tratar el dolor intenso, especialmente en los casos en que la morfina no es eficaz o provoca reacciones adversas. Al igual que la morfina, la hidromorfona puede administrarse por vía IV, IM o subcutánea. Suele preferirse en casos de insuficiencia renal porque produce menos metabolitos activos que la morfina.
- Meperidina (Demerol): La meperidina se utiliza menos en la actualidad debido a su potencial neurotóxico y a las interacciones con otros medicamentos, pero históricamente se ha utilizado para el dolor moderado a intenso. Puede administrarse por vía IV o IM, y tiene un inicio de acción relativamente rápido, pero con una duración más corta en comparación con la morfina.
La combinación de tranquilizantes benzodiacepínicos con opiáceos inyectables puede tener efectos graves y potencialmente mortales debido a sus potentes propiedades sedantes y depresoras de la respiración.
- Sedación profunda: Tanto las benzodiacepinas como los opiáceos son depresores del SNC, lo que significa que ralentizan la actividad cerebral. Cuando se utilizan juntos, pueden causar somnolencia extrema, mareos y deterioro cognitivo, lo que dificulta mantenerse despierto o funcionar con normalidad.
- Depresión respiratoria: Este es uno de los efectos más peligrosos de la combinación de estas drogas. Ambas sustancias pueden ralentizar significativamente la respiración, lo que, combinado, puede provocar hipoxia (falta de oxígeno), parada respiratoria y, potencialmente, la muerte.
- Riesgo de sobredosis: La combinación aumenta significativamente la probabilidad de sobredosis. Los estudios han demostrado que las personas que toman ambos tipos de drogas corren un riesgo mucho mayor de sufrir una sobredosis mortal en comparación con las que toman sólo una de las sustancias. El riesgo es especialmente alto si se hace un uso indebido de las drogas, como tomar dosis más altas de las prescritas o consumirlas sin supervisión médica.
- Coma y muerte: En casos graves, la depresión del sistema nervioso central puede provocar pérdida de conciencia, coma y muerte. El riesgo se agrava si también intervienen otros depresores, como el alcohol.
- Consecuencias para la salud a largo plazo: Más allá de los riesgos inmediatos, el consumo a largo plazo de ambas drogas juntas puede empeorar las condiciones de salud mental, como el aumento de la ansiedad y la depresión, y puede conducir a problemas crónicos de salud física. La dependencia de ambas sustancias también puede desarrollarse rápidamente, haciendo que la abstinencia sea más difícil y peligrosa.
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