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Alcohol e ISRS
El alcohol, también conocido como etanol, tiene un complejo mecanismo de acción en el cuerpo humano, que afecta a diversos sistemas, especialmente al sistema nervioso central (SNC). El alcohol afecta a varios neurotransmisores del SNC.
Los principales neurotransmisores en los que influye el alcohol son:
- Ácido gamma-aminobutírico (GABA): El alcohol potencia los efectos inhibidores del GABA, lo que provoca sedación, ansiolisis y relajación muscular.
- Glutamato: El alcohol inhibe los efectos excitadores del glutamato, lo que contribuye aún más a sus propiedades sedantes.
- Dopamina: El alcohol aumenta la liberación de dopamina en las vías de recompensa del cerebro, provocando sensaciones de placer y reforzando su consumo.
- Fluidez de la membrana: Teorías anteriores postulaban que el alcohol podría actuar perturbando los lípidos de la membrana de las neuronas del SNC, afectando a la fluidez de la membrana. Sin embargo, esta teoría de los lípidos se ha visto eclipsada por la hipótesis de las proteínas.
- Interacciones proteínicas: Pruebas recientes sugieren que el alcohol actúa específicamente sobre proteínas de membrana, como receptores y canales iónicos. Por ejemplo, el alcohol puede interferir directamente en la función de varios canales iónicos (como los canales de K+ y Ca2+) y receptores.
Más allá del SNC, el alcohol afecta a casi todos los órganos del cuerpo humano. Puede provocar vasodilatación (sofocos), aumento de la producción de ácido estomacal y efectos diuréticos, entre otros.
Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) son una clase de medicamentos antidepresivos utilizados principalmente para tratar la depresión, los trastornos de ansiedad y otros trastornos del estado de ánimo.
El principal mecanismo de acción de los ISRS es la inhibición de la recaptación de serotonina (5-HT) en el cerebro. La serotonina es un neurotransmisor que desempeña un papel crucial en la regulación del estado de ánimo. Al inhibir su recaptación, los ISRS aumentan la cantidad de serotonina disponible en la hendidura sináptica (el espacio entre las células nerviosas), lo que mejora la señalización de la serotonina y puede mejorar el estado de ánimo y reducir los síntomas de la depresión.
La administración crónica de ISRS provoca cambios adaptativos en el cerebro. Con el tiempo, se produce una regulación a la baja de ciertos receptores de serotonina, lo que podría contribuir a los efectos terapéuticos de estos fármacos.
Ejemplos de ISRS:
- Fluoxetina: A menudo conocido por su nombre comercial Prozac, es uno de los ISRS más recetados. Se utiliza para tratar el trastorno depresivo mayor, el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), el trastorno de pánico y ciertos trastornos de la conducta alimentaria.
- Sertralina: Conocida comúnmente como Zoloft, se utiliza para tratar la depresión, el TOC, el trastorno de pánico, el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y el trastorno de ansiedad social.
- Paroxetina: Vendido bajo marcas como Paxil y Pexeva, se receta para la depresión, los trastornos de ansiedad, el TEPT y el trastorno disfórico premenstrual.
- Fluvoxamina: A menudo comercializada como Luvox, se utiliza principalmente para tratar el TOC y el trastorno de ansiedad social.
- Escitalopram: Conocido por su nombre comercial Lexapro, se utiliza para tratar la depresión y el trastorno de ansiedad generalizada.
- Citalopram: Comercializado como Celexa, se receta para la depresión.
El alcohol es un depresor del SNC. Los ISRS también pueden tener efectos sedantes. Cuando se toman juntos, los efectos sedantes pueden amplificarse, provocando un aumento de la somnolencia, mareos y alteraciones de la coordinación.
El alcohol puede exacerbar los síntomas de la depresión y la ansiedad. Para las personas que toman ISRS para estas afecciones, el consumo de alcohol puede contrarrestar los beneficios de la medicación y empeorar sus síntomas de salud mental.
Ambas sustancias pueden alterar el juicio y la toma de decisiones. Esto puede conducir a comportamientos de riesgo, como mantener relaciones sexuales sin protección, conducir bajo los efectos del alcohol o tomar cantidades excesivas de medicación.
Los efectos depresivos combinados sobre el SNC pueden provocar depresión respiratoria, un trastorno en el que la respiración se vuelve peligrosamente lenta o incluso se detiene. Esto puede aumentar el riesgo de sobredosis y muerte.
También preocupa el hecho de que la combinación de alcohol e ISRS aumente los riesgos de desarrollar una intoxicación patológica con pérdida de memoria, comportamiento inadecuado y agresividad. Los datos al respecto están confirmados por estudios.
Los efectos recreativos de tal combinación son cuestionables. Al menos en comparación con el impacto negativo sobre los sistemas del organismo, los riesgos potenciales y la anulación del efecto terapéutico de la toma de ISRS, que siguen siendo medicamentos y se prescriben para determinadas afecciones.
En definitiva, se recomienda evitar esta combinación en cualquier circunstancia.
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